La mediación bancaria como alternativa de resolución de conflictos
En nuestro entorno socio cultural, a lo largo de los siglos, ha primado la idea de que los conflictos, una vez se enquistan debido a la incapacidad de las partes de resolverlos por sí mismas, no tienen otra solución o alternativa que resolverlos en la vía judicial, es decir, dejando en manos de un tercero (investido de una autoridad que le ha sido previamente otorgada) la resolución de dicho conflicto, dando la razón a una de las partes, en detrimento de la contraria, lo que deriva en que la esencia del mencionado conflicto nunca queda resuelta.
Y si bien, poco a poco se han ido introduciendo métodos alternativos al judicial para resolverlos, los mismos aún hoy en día tienen escasa repercusión, principalmente debido al desconocimiento y a la desconfianza que los mismos generan, por lo que resulta necesaria una labor constante de difusión de dichos procedimientos a fin de que se conviertan en una herramienta efectiva para, no sólo desjudicializar a la sociedad a la hora de resolver los pleitos que se generan, sino para evitar que éstos queden enquistados de manera permanente.
Entre dichos métodos o procedimientos, se encuentra la figura de la mediación en la que, como su propio nombre indica, se trata de que sean las propias partes en conflicto quienes dialoguen entre ellas, asistidas por la figura del mediador, el cual se limita a reconducir el diálogo entre ambas con la finalidad de que alcancen una solución pactada sin que la misma sea impuesta por un tercero (ya sea juez o árbitro), y evitando así procesos judiciales costosos e interminables, con el consiguiente ahorro de dinero y tiempo.
En este sentido, resulta obvio destacar la existencia de serios conflictos en el ámbito bancario, sobre todo entre las entidades financieras y sus clientes. Conflictos que han ido aumentando y proliferando a lo largo de los últimos años y que, no sólo terminan en los juzgados, sino que dichos órganos judiciales acaban literalmente colapsados.
Es por ello, por lo que la figura de la mediación vendría a suponer un remedio altamente eficaz no sólo en el tratamiento de tales conflictos, sino en la rapidez y agilidad con la que los mismos quedarían resueltos contentando, además, a las partes que han decidido someterse a este método, ya que no sólo controlan permanentemente la marcha y el desarrollo de la mediación, sino también la toma de las propias decisiones que provocan el arreglo de la situación controvertida.
Tan sólo faltaría, pues, tener la voluntad de fomentar y dar a conocer al máximo dicha figura, a fin de ir generando una cultura del diálogo cada vez más necesaria en la realidad socioeconómica en la que nos hallamos.
Por: Miguel Velázquez