Los CLO, obligaciones colaterales de préstamos, un riesgo para los consumidores particulares
En el año 2008 se produjo una de las crisis financieras más graves de los tiempos modernos, en esencia y aunque concurrieron múltiples factores, uno de los motivos por los que dicha crisis se propagó tan rápido fueron los CDO, contratos de deuda colaterales que estaban garantizados por hipotecas subprime. Los referidos CDO no son más que paquetes de deuda, en el caso de 2008 lo que se titulizó fueron las hipotecas de los consumidores, sobre todo norteamericanos.
Al emitir productos de inversión que pagaban determinados intereses, pero supeditados a que el subyacente, es decir, los particulares que pagaban sus hipotecas continuaran pagándolas, se incurrió en una espiral de riesgo infinita que terminó aflorando en enero de 2007 cuando los dos bancos hipotecarios más grandes de Estados Unidos tuvieron que ser rescatados.
Pues bien, cuando los particulares dejaron de pagar sus hipotecas y comenzaron sus impagos, dicho riesgo se trasladó en los mencionados CDO. Dicho fenómeno fue el que determinó en gran medida que la crisis se expandiera por todo el planeta dado que dichos productos se habían vendido bien directamente bien dentro de otros productos a inversores particulares. No son pocos los Bonos Estructurados vendidos a consumidores en España que estaban referenciados o compuestos por los llamados CDOS.
Cuando pensábamos que no volveríamos a aquellos tiempos, el FMI, Fondo Monetario Internacional y el BIS, Banco de Pagos Internacionales, alertan de la existencia de un nuevo producto, los CLO, obligaciones de préstamos colaterales. Si en el 2008 los CDO estaban garantizados por los pagos de las hipotecas concedidas a particulares, en esta ocasión los CLO están garantizados por préstamos a empresas.
El problema radica en que, al igual que sucedió en el pasado, este tipo de productos sólo se comercializan entre inversores institucionales que cuando comprobaron que se producían los primeros impagos vendieron sus CDO a particulares, de ahí los altos intereses que se utilizaron como gancho para captar a los clientes, 8%, 9%. Pues bien, en estos momentos según el FMI existen 19 billones de Dólares en CLOS, por lo que si como todo hace suponer se produce un nuevo escenario de crisis, los mismos inversores institucionales intentarán deshacerse de dichos productos, pero la cuestión es si como ocurrió en el año 2008 intentarán vender los mismos a aquellos que menos capacidad tienen para analizar el riesgo de dichos productos, es decir, a los inversores particulares.
La cuestión no es baladí, porque según el BIS en un reciente informe emitido los CLO están principalmente en manos de los bancos y se cree que su capacidad de contagiar sus males a otros segmentos y mercados en caso de que comiencen los impagos es menor, pero advierten que, «pueden dar lugar a problemas en los mercados», destaca el informe.
El referido informe indica que algunos de los riesgos son “el deterioro de la calidad crediticia de los préstamos que respaldan los CLO, la opacidad de las exposiciones indirectas, la alta concentración de las participaciones directas de los bancos y la incierta capacidad de resistencia de los tramos más senior de los bonos”.
Cuando a partir del año 2008 los bancos intentaron sacar de sus balances dichos productos, los destinatarios finales fueron sus propios clientes particulares a los que apenas se advirtió de los riesgos, por lo que, si tuviéramos que pensar que en estos momentos se actuara con la misma ética bancaria que entonces, la conclusión sería cuando menos sentir cierto desasosiego.
Cabe destacar, además, que para todos aquellos que desconocían la existencia de los CDO o de los CLO actuales, muchos de aquellos CDO terminaron respaldando emisiones de deuda privada o renta fija como participaciones preferentes, obligaciones subordinadas, bonos estructuradores, contratos financieros a plazo, fondos de inversión. Entenderán por tanto los lectores que la preocupación no es menor para todos aquellos que estudiamos en profundidad la crisis de 2008, porque los errores de entonces no sólo no han sido corregidos en origen, sino que han aumentado en determinados sectores como el de los CDO sobe el que trata el presente artículo.
Finalmente y para concluir, lo que a priori no es más que una preocupación de muchos analistas financieros, no debe perderse de vistas por las autoridades reguladoras, y por el momento el Banco de España (BdE) ha indicado hace pocas fechas que «El crecimiento de los préstamos ‘comentan-lite’ y el potencial problema de incentivos asociado al modelo de originar para distribuir, que tan determinante resultó en la detonación de la pasada crisis financiera, aconsejan analizar este mercado y los posibles riesgos que puede suponer para la estabilidad financiera». Esperemos que en esta ocasión sepamos adelantarnos y poner los medios para evitar que se produzcan nuevos escenarios como los que acontecieron al coloca masivamente estos productos entre particulares,
Por: Roberto López Ávila