Letras del Tesoro: ¿son una verdadera alternativa a los depósitos?

Los profesionales dedicados a la inversión saben que desde hace algunos días se viene observando en los medios de comunicación varias noticias acerca de las llamadas Letras del Tesoro, todo ello debido probablemente a que, dada la escasa o, mejor dicho, nula rentabilidad de los depósitos bancarios a plazo, que más que proporcionar intereses generan gastos en comisiones, se está produciendo estos días una explosión del mercado de este producto, que en absoluto es novedoso pues lleva entre nosotros desde 1987.

Efectivamente, distintos medios de comunicación se han hecho eco de las enormes colas y colapsos digitales en la web del Banco de España de ahorradores conservadores que pretenden obtener Letras del Tesoro en las inmediatas subastas. De hecho, ayer mismo, en la web del Banco de España aparecía que no se podrán tramitar peticiones online  hasta el día 10 a partir de las 12 horas.  ¿Por qué estas colas y colapsos? Pues sencillamente porque, aunque estos productos pueden ser adquiridos a través de cualquier entidad bancaria, el problema es que por dicha intermediación cobran comisiones que pueden ser muy elevadas y anular la rentabilidad del producto.

Pero ¿por qué son tan atractivas las Letras del Tesoro?

Para empezar, hay que decir que se trata de un producto financiero interesante para ahorradores conservadores por su escaso riesgo, aunque lo cierto es que eso no implica que esté completamente exento de riesgo. Las Letras del Tesoro son valores de renta fija a corto plazo representados exclusivamente mediante anotaciones en cuenta y son deuda del Estado, esto es, el adquirente está en realidad invirtiendo y financiando al Estado. El importe mínimo de cada petición es de 1.000 euros y las peticiones por importe superior han de ser múltiplos de 1.000 euros.

Las Letras del Tesoro se emiten mediante subasta. Son valores emitidos al descuento o a premio, por lo que su precio de adquisición puede ser inferior o superior al importe que el inversor recibirá en el momento del reembolso. En este sentido, su rentabilidad se encuentra  entre el valor de reembolso de la letra (1.000 euros) y su precio de adquisición. Dicha rentabilidad está produciendo en este momento casi un 3 % de interés anual, lo que las hace enormemente atractivas en comparación con los depósitos bancarios tradicionales. Su emisión puede ser a 3, 6, 9 o 12 meses (las últimas son a 12 meses). Están garantizadas por el propio Estado, por lo que el riesgo más evidente  sería el de quiebra del país. Algo ciertamente impensable pero no imposible (recordemos el precedente  de Islandia). Por otra parte, si el inversor quisiera rescatar el importe antes del plazo lo puede hacer, aunque con riesgo de pérdida de rentabilidad, y su volatilidad no es grande, dado que son productos con plazos cortos de vencimiento (máximo un año).

En síntesis, es evidente que a día de hoy las Letras del Tesoro se están convirtiendo en la mejor alternativa a los depósitos a plazo, aunque es de esperar que con la subida del tipo de interés este mercado también repunte.

 

Los letrados de Red Abafi, Abogados y Economistas, especialistas y pioneros en reclamaciones bancarias (no en balde, los responsables de las primeras Sentencias del Supremo sobre cláusulas suelo, de 9 de mayo de 2013 y 24 de marzo de 2015, forman parte de nuestra red) están a disposición de los afectados que precisen mayor información o asesoramiento, así como de los medios de comunicación, para aclarar cualquier punto relativo a este asunto.

 

Autor: Rafael López

 

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