La confianza en la Justicia, pendiente de un hilo…
El encabezamiento de este artículo es una expresión normalmente utilizada para referirse a aquellas situaciones que están al límite y a punto de finalizar e irse al traste… La separación de poderes o división de poderes es un principio político en el cual los poderes legislativo, ejecutivo y judicial de un Estado son ejercidos por órganos de gobierno diferentes, autónomos e independientes entre sí. Esta es la cualidad fundamental que caracteriza a la democracia.
El hecho de que los bancos financien a los partidos políticos y estos a su vez elijan las altas cúpulas del Poder Judicial, quien a su vez ha de deliberar sobre cuestiones que afectan a los intereses tanto de la banca como de los estamentos políticos nos lleva irremisiblemente a un sistema endogámico que conduce a una pérdida de confianza del ciudadano medio en los estamentos judiciales.
Sabemos que la Justicia es ciega, pero tiene el “mal fario” de que los “palos de ciego” favorecen siempre los intereses del lobby financiero, y hablamos de muchos miles de millones. Pareciese que el riesgo sistémico de la banca prevalece sobre el riesgo sistémico de las familias.
Probablemente, una de las derivadas más sangrantes la encontremos en lo acontecido sentencias del Pleno del Tribunal Supremo de fecha 27 de noviembre de 2018.
Recordemos que el Supremo, en una actuación inédita, y ante una sentencia de la sala 3 en materia de gastos hipotecarios (y más en concreto el IAJD) muy contraria a los intereses de la banca, decide a las pocas horas, someterla a revisión, haciendo que el impuesto vuelva a recaer sobre el prestatario.
Pero no hablamos de un caso aislado, recordemos la sentencia de mayo del 2013 en materia de cláusulas suelo, la del 14 de diciembre de 2017 sobre el IRPH, la sentencia que validaba el suelo en caso de acuerdo privado, y así podríamos enumerar una amplia lista de resoluciones que podemos calificar, cuando menos, de “sospechosamente” favorables a la banca…
Afortunadamente, España está dentro del marco de la Unión Europea y es ésta quien, a través del TJUE, imparte Justicia tumbando, una y otra vez, las sentencias favorables a la banca del Tribunal Supremo español.
El problema surge cuando los estamentos judiciales no acatan las resoluciones del TJUE (que por otra parte no están siendo, en sus últimas decisiones, lo suficientemente contundentes que debería, y dejan un resquicio abierto a la interpretación). Mención aparte hay que hacer del papel que el Estado hace en dichas cuestiones planteadas en Europa y es que siempre se ha personado, a través del Abogado General del Estado apoyando los intereses de la banca y perjudicado a miles y miles de familias españolas. Esto nos conduce a replantear las cuestiones a Europa, como ha sucedido, por ejemplo, en materia de IRPH en busca de una sentencia clara que no deje lugar a la ambigüedad.
Esta espiral viciosa, en la que llevamos décadas inmersos (Banca-Política-Justicia) se retroalimenta, y sólo es posible romperla desde una profunda reforma del CGPJ, que parta de establecer las bases para que la Justicia sea realmente independiente y autónoma del resto de poderes, para lo cual la forma de elección de sus miembros no puede recaer, como sucede ahora, de ningún modo sobre el estamento político, es requisito “sine qua non” despolitizar la Justicia.
Se está hablando últimamente de la elaboración de un proyecto que pasa por que, de los veinte miembros del CGPJ, doce vocales jueces sean elegidos por sus propios compañeros de carrera, y el Congreso y el Senado sólo elijan cuatro vocales cada uno. Aunque no es la solución ideal, este paso supondría un avance en la consecución de dicho objetivo, pero mucho me temo que no llegaremos siquiera a ese estadio, dejando la confianza en la Justicia tocada en su línea de flotación, pendiente de un hilo…
Por todo ello, desde Red Abafi ponemos a disposición de todo aquel afectado nuestro equipo de abogados y economistas con amplia experiencia en el campo del derecho bancario, con la finalidad de que no tome ninguna decisión sin conocer las implicaciones de esta en cada momento.