Coches de segunda mano: lo que el consumidor debe saber sobre la garantía de las piezas de desgaste
En las últimas semanas nos encontramos constantemente con noticias que hablan del desabastecimiento de materiales necesarios para la fabricación de vehículos nuevos que suponen enormes retrasos en su entrega. Ello ha ocasionado aparentemente el repunte en la venta de coches de segunda mano o de ocasión.
Y para su adquisición, además de la compraventa entre particulares, existe la posibilidad de hacerlo a través de concesionarios y empresas dedicadas a la compraventa de vehículos de segunda mano. Si la compra se realiza a través de estos canales, la empresa va a entregar al consumidor un contrato de compraventa donde se indican los datos para identificación del vehículo, kilómetros, fecha de ITV, antigüedad, precio…
Así mismo, el vendedor puede incluir otra serie de condiciones como puede ser extensión de garantía o limitaciones a la misma, sobre todo en lo referente a la garantía de piezas de desgaste que por lo general suele excluirse de cualquier garantía.
Finalmente, el consumidor va a firmar una declaración de conformidad por el cual reconoce el estado del vehículo y la aceptación sobre el modo de proceder en caso de que el quiera ejercer los derechos de garantía (o falta de conformidad con el vehículo) en caso de avería tras su compra.
Por ello, nos podemos preguntar qué sucedería si por ejemplo una pieza de desgaste como puede ser la correa de distribución de un motor, pasados los 6 meses para el ejercicio de los derechos por vicios ocultos, se rompiera de repente. No hay que olvidar que la rotura de una correa de distribución ocasionaría graves daños en el motor.
En principio, y a pesar de que el consumidor hubiera acudido al empresario tras la rotura para el arreglo o incluso la sustitución del motor a causa de los daños ocasionado por la rotura de la correa de distribución, de acuerdo con dicha declaración de conformidad y con la exclusión de garantía de piezas de desgaste, el empresario se negaría a sufragar dicho gasto.
Y ello aunque dicha pieza realmente no estuviera en el momento de la compra en buen estado y el comprador no pudiera saberlo ya que de haberlo sabido no hubiera adquirido dicho vehículo de segunda mano. Por lo cual, el consumidor o bien tendría que asumir de su bolsillo el arreglo o llevar el coche al desguace.
Pues bien, la Audiencia Provincial de Zaragoza ha tenido ocasión de pronunciarse en una sentencia de 18 de noviembre de 2021 y ha venido a matizar que dichas cláusulas de exención de responsabilidad del empresario a pesar de que no haya una garantía para las piezas de desgaste pueden resultar abusivas en determinadas circunstancias con lo cual el consumidor podría exigir al vendedor su reemplazo o la indemnización de los perjuicios que hubieran causado.
No hay que olvidar que dichas cláusulas son condiciones generales de la contratación que le han sido impuestas al comprador del vehículo y que no puede hacer otra cosa que aceptarlas. Por ello, debe adecuarse la aplicación e interpretación de dichas cláusulas de tal modo que no se restrinjan derechos del consumidor.
Así pues, la Audiencia Provincial considera que, a pesar de que un consumidor asume que adquiere un vehículo de segunda mano a un precio más bajo atendiendo precisamente a su estado y asume dicho estado y los riesgos que puede suponer por no ser nuevo; ello no es óbice para que en aquellos casos en los que se pudiera probar que el consumidor no pudiera conocer realmente el estado real de dicha pieza, el empresario no puede acogerse a dicha declaración de conformidad y deberá asumir el coste de la reparación que haya tenido que sufragar por su cuenta el consumidor una vez que, cumplidos los requisitos de acudir a ejercitar el derecho de garantía esta haya sido negada.
Es decir, que siguiendo con el ejemplo que hemos indicado; el consumidor, a la hora de comprar un coche de segunda mano y declarar que está conforme con su estado espera que el mismo cumpla con las expectativas con las que lo compra. Si de repente, la correa se rompe por su desgaste, pero se prueba que el desgaste era excesivo ya en el momento de la compra (y por ello el consumidor de haberlo sabido no lo hubiera comprado) el empresario no puede acogerse a la exención de responsabilidad de la declaración de conformidad y de no garantía de dicha pieza y deberá asumir el coste.